Diseñan un software que permite comandarlas por voz y así ayudar a personas con discapacidad motriz. El nuevo desafío es que un paciente pueda mover la cama sólo con los ojos.
Por Daniela Orlandi
Imitando películas futuristas y en consonancia con los avances que ya benefician a los países desarrollados o bien a las personas con recursos económicos altos, esta vez la tecnología está a la vuelta de la esquina, en una universidad pública y de la mano del Estado.
Docentes e investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), mediante un convenio de colaboración con el Conicet y el Ministerio de Salud de Tucumán, desarrollaron el software y hardware necesario para que una cama hospitalaria interprete y ejecute instrucciones enviadas por la voz de un usuario con limitaciones motoras.
Los investigadores del Departamento de Bioingeniería de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología (FACET) adaptaron una cama de internación y entregaron el primer prototipo para un joven tucumano, que luego de un severo accidente al caer de una pileta de natación, quedó inmovilizado del cuello hacia abajo. El paciente tiene excelente dominio de computación y maneja su computadora por medio de un programa de comando por voz. Los profesionales de la UNT instalaron una interfase que conecta la computadora del paciente a la cama y le transmite las órdenes de voz para que ejecute la acción deseada.
El líder del proyecto, Fernando Farfán, es master en Bioingeniería e investigador de la UNT y del Conicet. Explicó que una cama de internación capaz de realizar movimientos estándares como levantar el respaldo o los pies -según la marca- puede costar alrededor de $150 mil. Sin embargo, si esa cama debe ser adaptada a las limitaciones motoras de un paciente, que por ejemplo no puede mover su cuerpo y necesita comandarla por voz, esa cama cuesta un 25% más. Además necesita un contacto directo entre la empresa que adapte el software y el paciente.
Farfán contó que con una erogación de apenas $5 mil pesos, el equipo de investigación a su cargo logró adaptar la cama de hospital a las necesidades del joven, utilizando conocimientos de electrónica, programación y bioingeniería. Esto le permite al paciente tener mayor independencia y mover su cama, sin la ayuda de otra persona, solo dando la orden al micrófono de su computadora.
El ingeniero manifestó: “este tipo de tecnología hoy en día es accesible para quien tiene plata. El hecho de realizar esta adaptación de la cama en Tucumán nos llena de satisfacción no tanto por el desafío tecnológico, sino porque está hecho con las cosas que nos ofrece la región, con materiales e instrumentales que se consiguen aquí y con los conocimientos que nos brinda la universidad pública”.
Integran el equipo de investigación los ingenieros biomédicos Gabriel Pizá, Facundo Lucianna y Jorge Soletta (todos egresados de la FACET), quienes son becarios posdoctorales del CONICET y profesores en la FACET, en la Facultad de Bioquímica de la UNT y en la Universidad Tecnológica Nacional.
Simplificar la cama inteligente
La segunda parte del proyecto tiene como meta simplificar el comando de la cama por voz, sin la necesidad de que intervenga una computadora ni de que el usuario tenga conocimientos en computación, como en el caso anterior. Incluirá una interfase más compleja que será del mismo tamaño de la actual (de 5 cm por 5 cm) pero estará conectada directamente al micrófono y a la cama. Estará siempre encendida y cuando detecte una palabra clave activará la cama, por ejemplo: “levantar pies”.
La nueva cama tendrá procesadores más avanzados. Los sistemas embebidos integrarán muchas funcionalidades en un solo chip: memoria, microprocesadores, microcontroladores y procesamiento para comando por voz.
Mover la cama sólo con los ojos
Otro desafío que encarará el grupo es comenzar las pruebas para un paciente que tiene parálisis total del cuerpo, pero que además no puede hablar por la complejidad de su estado. La única acción que puede ejecutar es mover los ojos. Por lo tanto, la cama en este caso, deberá ser comandada solo con la mirada.
Farfán señaló que medirán la dirección de la mirada a través de una señal que se llama electrooculograma. “En el interior del globo ocular, entre la retina y la córnea se genera una señal eléctrica, que varía según los movimientos del ojo. Ese potencial eléctrico se registra con pequeños electrodos pegados alrededor del ojo, luego la señal es captada por amplificadores biológicos y se usa para dar una orden específica a la cama”, puntualizó. Agregó que otra opción es usar sistemas ópticos que filman los ojos de la persona, miden la desviación de la pupila y en base a eso interpretan la orden y mueven la cama.